Enemigo Invisible
ENEMIGO INVISIBLE

Luego del
primer mes en cuarentena debido a esta pandemia, mi papá hizo un recorrido 180 kilómetros en dos horas y media, para vernos y traernos algo de la
finca como víveres, limones y un café orgánico, exquisito, con sabor a campo y
aroma a café recién molido. Creo, que de todo el proceso del covid-19, esta
corta visita fue el tiempo más dramático y doloroso para mí, puesto que, cuando
papí llegó tuvimos que verlo desde lejos, para cuidarlo a el y también a
nosotros. Fue terrible, incluso la noche anterior casi no dormí de pensar que
papi vendría, pero no iba a entrar a la casa, no íbamos a darnos nuestro abrazo
con un besito en la mejilla, tampoco podríamos compartir ese cafecito mientras
hablamos… No es lo mismo hablar con tus seres queridos por teléfono en este
tiempo, que tenerlos tan cerca y a la vez tan lejos.
Los primeros días de cuarentena parecían sacados
de una película de terror, soledad en las calles, el silencio en el sector era
aterrador, una atmósfera de temor prevalecía, las largas filas para comprar
alimentos causaban mucho miedo, por la presión emocional muchos somatizaban la
enfermedad al sentir los síntomas, pero sin estar contagiados. Algunas de las
medidas que tomamos fueron depender de Dios, abastecernos de alimentos,
higienizar cada producto que ingresaba a nuestra casa, un protocolo de desinfección
de la persona que salía, para suplir a la familia de lo básico, guardamos suficiente
agua potable, retiramos dinero en efectivo por si surgía alguna eventualidad en
los bancos, además nos protegíamos con guantes, mascarillas y no faltaba un antiséptico
hecho a base de alcohol (manitas limpias) y estábamos pendientes a los
boletines emitidos por las autoridades y conectados por las redes sociales.
Después de Dios, nuestra casa era nuestro refugio ante este enemigo invisible.
Aun con la curva de contagios alta, en la población estos cuidados
extremos fueron solo al principio, puesto que nos hemos ido acostumbrando poco
a poco, ya no estamos tan alarmados y algunos que no se han contagiado, van
dejando los medios que los mantienen a salvo, se cuidan menos, se arriesgan más y al no enfermarse de inmediato entonces,
la exposición al peligro va en aumento.
El Espíritu Santo me movió a pensar sobre lo diligentes
y obedientes que hemos sido para evitar contagios, no escatimamos esfuerzos para
proteger a nuestros hijos, conjugue, a nuestros seres queridos de este virus
que puede causar la muerte, aunque sea en un porcentaje no muy alto. ¿Por qué somos tan diligentes, en
evitar el contagio de este virus en particular y no nos cuidamos tanto de cosas
que nos llevan a la muerte de manera segura? Como, por ejemplo: Continuar viviendo sin
Cristo como nuestro Salvador o continuar llevando una vida en pecado, pues,
esto si es 100% seguro que nos causará la muerte y no cualquier muerte, sino
una muerte eterna. Este virus pudiera matar nuestro cuerpo terrenal, pero el
pecado nos separa eternamente de Dios.
El pecado se parece bastante al C-19;
Es un enemigo invisible, necesita un cuerpo para tener éxito, muchas veces
viene envuelto en algo, aunque no lo veas, existe y provoca mucho daño. A diferencia
de esta peste, el pecado siempre lleva a la muerte.
Por otro
lado, me sale una sonrisa ingenua o infantil al imaginar si el Apóstol Pablo estuviera
viendo en este tiempo de pandemia, creo que haría un INSTRAGRAM LIVE y nos
diría: colóquense El kit de protección Espiritual,
para poder evitar el virus del pecado, sean diligentes en todo tiempo,
colóquense la Mascarilla de tolerancia, que impide que de sus bocas salgan
chismes, palabras hirientes, ociosas, mentiras etc. Pónganse Las Gafas de misericordia, para mirar como Cristo ve, revistan sus
manos con los Guantes de santidad
para no contaminarse con violencia, robos, señalamientos, injusticias o cosas
semejantes, consuman cada día una tableta de Vitamina Fe, aplíquense el único Antiséptico efectivo contra el virus del pecado, capaz de
eliminarlo en un 100%, hecho a base de pura Sangre de Cristo, diseñado para
lavarnos y dejarnos implacablemente limpios. Además, estén alertas a los Boletines del cielo y conectados a las Redes divinas mediante la oración, Llenen las despensas de sus corazones
con el alimento sagrado que es la palabra de Dios, por último, tengan una
cuenta de ahorros en el BC (ojo) no banco central, sino en el Banco Celestial, con balance disponible,
para poder hacer retiros de acuerdo a sus necesidades.
Estoy segura
que un día este virus va a terminar y estaremos mejor, esta vida también
terminara, pero la palabra de Dios no pasara. La buena noticia es que la muerte
no es final. Todos estamos hechos para vivir eternamente, ahora bien,
dependiendo de las medidas de cuidados que tomemos aquí en la tierra, si
aceptamos que cristo vino, que murió y resucito por nosotros, que nos lavó con
su sangre preciosa, entonces, tendremos vida
eterna con Dios.
Si aún no
estás seguro que pasará con tu vida después que partas de esta tierra, puedes
acercarte ahora con confianza al Señor y decirle estas pocas palabras con todo
tu corazón…
Señor Jesús, me presento delante de
ti, para decirte que creo en ti, te pido perdón por mis pecados, te acepto como
mi Señor y único salvador, entra en mi corazón, deseo vivir para agradarte y
estar eternamente contigo. Amen
"Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo
tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al
mundo."
Juan 16:33
Gloria a Cristo , la salvacion es lo mejor que un ser humano puede tener.
ResponderBorrarAleluya, Gloria a Dios!
ResponderBorrarEl Señor te siga usando y llenando de dones y talentos!
Waoooo
ResponderBorrarTremenda enseñanza
Dios continúe revelando a tu vida sus tesoros para que sigas compartiendo esta gran bendición
Abrazos
Amen. Excelente!
ResponderBorrarExcelente!!! Tremendo escrito, es tan real que nos ubica en la misma situación que estamos viviendo, pero que; nos reconforta el saber que si confiamos en el gran poder de Dios, veremos su mano obrar en cada uno de nosotros y nuestra familia completa.
ResponderBorrarDios te bendiga mi hermana.
Muy edificante! Me gusto la comparacion con la armadura de las Escrituras. Muy "aterrizada" a este tiempo. Sigue edificando con tus reflexiones!
ResponderBorrarSin desperdicios! Palabra propicia para este momento. Dios te siga usando amada!!
ResponderBorrarQue lindo, “las Redes Celestiales, las gafas de misericordia y la mascarilla de la tolerancia...” me encantó. Es cierto, probablemente así nos exoltaría el apóstol Pablo guiado por el Espíritu Santo �� Que Dios nos ayude y permita a que todos estos elementos de protección sean aplicados en nuestro hombre espiritual de manera diaria. Hermosa aplicación. Gracias por bendecirnos!
ResponderBorrarGloria a Dios, mientras leía te escuchaba decir cada palabra, con esa armonía y paz que te caracteriza manita, Dios se deleita en ti de una manera sobrenatural, me imagino ese momento de ver a tu papi y no poder abrazarlo. Resistamos que Dios nos dota de las armas necesarias. Dios es fiel y grande en misericordia.
ResponderBorrar